Tú.

No eres tu color de piel, 
ni tu peso, 
tampoco tu altura.
No eres tu nacionalidad, 
tu sexo, 
tu religión, 
tu orientación sexual. 

Eres la forma en la sonríes, 
cómo arrugas la nariz, 
tu manera de reír. 
Eres la fuerza con la que abrazas, 
las lágrimas que caen por tus mejillas. 
Eres la forma en la que cantas,
y la pasión que pones en ello. 
Eres los sueños que tienes, 
las fotografías que tomas, 
los versos que escribes. 
Eres la voz dentro de un túnel. 
Eres el grito de una revolución.
Eres la ola de un tsunami. 
Eres una gran tormenta. 
Eres el tic tac de un reloj sin fin. 
Eres tus ideas, 
tus principios, 
tus singularidades,
tus miedos. 
Tú,
eres tú, 
y no deberías de cambiar nunca.



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